Él salió y dejó la casa vacía. Se entregó al suave aire del desierto, y entonces la vio, la luna roja
sobre el mar negro. Primero león, luego cordero. Ruega a Dios
poder volver del desierto, desde que vio
la luna roja
sobre el mar negro. Cuídame, yo te cuidaré. Yo también pagué placeres ciegos
y no quiero ver
la luna roja
sobre el mar negro.
Es peligrosa, te hace mortal.