El otro día, me preguntaron qué era el amor para mí; ¿raro, o no? Pero así fue, sentado en un bar, tomando café con cuatro sobres y medio de azúcar, una chica se me acercó y me preguntó. Le respondí que el amor para mí era correr por plena avenida, gritando, con todos los autos yendo a grandes velocidades y silenciando nuestros gritos, nuestras palabras y amor contenido en cada sílaba que sacamos a gritos de nuestro interior, de nuestra alma.