'Era tóxico, era tóxico, era tóxico...' sigo repitiendo, en un acto más bien desesperado de sacarlo de mi cabeza.
Era como si hubiera muerto. No tenia permitido hablarle, ni hablar de él, ni preguntar por él, porque yo misma me lo prohibía. No quería volver a salir lastimada gracias a comentarios ajenos sobre su nueva y 'sana' relación. Pero con un agregado; el dolor de ser consciente de que no fuimos suficiente el uno para el otro, a pesar de haberlo intentado tanto. De que el esfuerzo no alcanzó y los recuerdos que dejamos en el otro pasan a ser eso, solamente recuerdos en una infusión de melancolía.
Era como si yo hubiera muerto. Porque, si bien el último mes fue, sin exagerar, el más triste de mi existencia, lo quería de vuelta. Hubiera preferido seguir teniendo las cosas malas, las amarguras y los disgustos, solamente por poder tenerlo conmigo, saber que era mío, sentirlo mío, y de nadie más.
Me había vuelto adicta a él, sin saberlo.
Y era tóxico.